Punto de partida

La liturgia del vino

Punto de partida

Vinoteca que quiere diferenciarse, dándole valor a sus productos.

Objetivo Crear una experiencia de marca con el componente humano como protagonista. Ser capaces, de alguna manera, de trasladar la cata de la bodega a casa, en la que las personas que la disfrutan son los propios directores de cata, aunque tendrán unas pequeñas instrucciones, que nosotros llamamos posología, para guiarlos.

Conceptualización

Al analizar la cata de vinos que ofrece una bodega, se puede ver el carácter protocolario que sigue: todo tiene un orden y una razón, todo está enmarcado. Aunque los resultados no siempre son iguales, sino que dependen de quien bebe. A partir de esta observación, nos planteamos el concepto de liturgia, entendido como un ritual compuesto por una secuencia de acciones cargadas de simbolismo. Quisimos romper un poco ese marco y, al confrontar la cata a este sentido litúrgico-simbólico, los sentidos presentes en la cata (vista, olfato, gusto) pasan a ser elementos típicos de los rituales (agua, fuego,...) Luego había que añadir el componente humano, con lo cual, apareció el cuarto elemento: el de la memoria y los recuerdos.

Experiencia de marca

Lo que buscamos es crear una experiencia relevante para el consumidor, que se extendiese en el tiempo -y no solo se quedase en el momento en que se realiza la cata- y en la que estuviese presente permanentemente el componente humano, dando el protagonismo a los catadores.

Resultado

Una identidad sostenida por un símbolo: el mantel de cata es un hashtag grande y abierto, donde la gente escribe sus impresiones y sensaciones, y también es un marco, entendido en este caso como una ventana a lo que tú puedas aportar dentro. Tres piezas correspondientes al antes, durante y después de beber y disfrutar el vino.

El símbolo: es el recuadro (en forma de hashtag) del mantel de cata. Representa al marco de la liturgia y por dentro está vacío, esperando a que el componente humano, la gente, los que beben, lo llene de contenido.

Trabajo realizado:
  • Conceptualización
  • Diseño de identidad visual
  • Packaging

Las piezas

Antes: La hoja de instrucciones. Es el guion clásico de una cata, contiene las instrucciones para las diferentes fases de ver, de oler, probar y,… en este caso, la memoria. Y tiene que tener un componente humano. ¿Cómo? Pues dejando espacios en blanco en el encabezado (recuadros) para que el vendedor los rellene a mano (con el nombre del vino, la temperatura de consumo, el año de la cosecha,...), de la misma manera que una receta de un médico, como una posología.

Durante: El mantel de cata. Organizadas en torno al símbolo, tenemos las cuatro fases de esta cata (visual, olfativa, gustativa y recuerdos) con una ilustración con efecto de pintura al óleo (de nuevo, la mano humana) para cada una y, en el centro, un espacio para que los catadores escriban sus anotaciones, como en los manteles normales.

Después: No es una pieza ortodoxa ni tangible, se trata de un hashtag con el que los bebedores podrán compartir sus notas de cata, fotos del mantel y los vinos,... en sus redes sociales. Con estas etiquetas, la tienda podrá llevar a cabo diferentes acciones en redes sociales: compartir las publicaciones, difundir su propia campaña, hacer sorteos,...