Ideas rebeldes y desahogos constructivos


Conceptos

El Diseño Rebelde

Surge de la necesidad de diferenciarse, no por narcisismo, sino para sobrevivir en un contexto social exigente. No se trata de un diseño más o menos superficial y efectista que se adapta a tendencias; por contra, lo que pretende es conectar personas con propósitos de marcas o empresas que no se adaptan a lo marcado y toman la iniciativa a favor de posiciones concretas. Ahí es donde el diseño rebelde brilla, aliado con los significados, con las emociones, con el contenido y no con los artificios de contenedores vacíos.

El Diseño Responsable

Se trata de la responsabilidad compartida entre diseñador y cliente, la de construir, reinterpretar o aportar ideas nuevas. Por lo tanto, se puede ver desde dos puntos de vista: en el lado del diseñador, hablamos del respeto por nuestro propio trabajo; en el lado del cliente, entran en juego conceptos clásicos como el de la responsabilidad empresarial con la innovación y el progreso. No obstante, la decisión es libre y relativamente sencilla: se trata de elegir entre un diseño estándar propuesto desde fuera, "zombificado", o de defender el diseño original y único, sobre el que se tiene capacidad de decisión, En definitiva, es elegir entre creer en uno mismo o parasitar y adaptarse a la confortable corriente.

El Capricho

O dejar al libre albedrío el diseño y la identidad de marca. Es algo habitualmente vinculado a empresas personalistas condicionadas por los complejos de sus propietarios y directivos. Los "me gusta" de un día, basados en cuestiones como el color del coche del vecino o, simplemente, sin justificación se convierten al día siguiente en un "no me gusta" y sonajeros tirados al suelo, Por otra parte, es algo totalmente normal, teniendo en cuenta que el “me gusta” original no tenía ni base ni argumentos o propósito ni, por lo tanto, recorrido. Lo responsable e infinitamente más eficiente en términos tanto comunicativos como económicos es apostar por diseños sólidos, con los porqués resueltos. Esto solo es posible, sustituyendo caprichos por argumentos profesionales basados en realidades y empujados por propósitos honestos.